Quién puede domar la fuerza del mar
que se mete por tus venas,
lo caliente del sol que se te metió
y no te deja quieta nena.
Quién puede parar eso que al bailar
descontrola tus caderas
y ese fuego que quema por dentro
y lento te convierte en fiera.
La mano arriba, cintura sola.