jueves, 4 de febrero de 2010

Las pastillas.


Pasan las horas, rozando la locura, preso de mi poesía. Mucho altibajo, poca llanura; soy ladrón y policía. Caen las gotas, sin previo aviso, viniendo del más allá; De un inconsciente, ya inmanejable, que no me deja vivir en paz...
De a poco oxidan esta armadura difícil de abandonar. Tengo una cita conmigo que no me animo a afrontar; Estoy tan lejos de mí que no alcanzo a ver mi esencia. Pobre de vos, hoja en llamas, te descargo mi paciencia...
En el juicio de los muertos frente a Osiris mi corazón rompería la balanza; Y sin embargo no consigo darme cuenta que fantasma dará a luz mi desconfianza. Pero prometo, a más nadie que a mi mismo, triunfar de nuevo en este juego apasionado; Y, el día que ya no le tema a los abismos, agradecer a quien estuvo siempre al lado...
No quiero cantar victoria por describir lo que siento en mi estado, tras la gloria y el imperdible momento. Y a vos canción, de ira y esperanza, prometo no abandonarte; Yo también tengo un nudo en la panza por no poder liberarte. Pero, al menos por ahora tu lugar es un cajón; Porque es falta de respeto cantarte sin emoción. Y este intruso que hay en mi, no te merece cantar; te merece alguien mas grande, capaz de inmortalizarte...

1 comentario: